Rolly y sus querida mamá Vicky
junto a su abuelita Victoria. Ellos preparan con esmero chocolates,
trufas y muchas otras maravillas.
Magda Quispe.
No hay duda de que el amor de madre es inconmensurable. Con ese amor
infinito las mamás pueden luchar contra todo obstáculo para sacar
adelante a su familia.
Esa fuerza y valentía se vislumbran en la historia de Victoria
Gutiérrez Baella y Roland Pérsico Gutiérrez, quienes salieron adelante e
hicieron su sueño realidad al crear su empresa Las delicias de Rolly y
Vicky.
A los 27 años Victoria Gutiérrez esperaba con ansias la llegada del
primer fruto de sus entrañas. Deseaba que sea mujercita y esperaba que
todo sea perfecto.
El momento tan esperado del alumbramiento llegó. Su hijo es varón y
cuando pensó tenerlo ya en sus brazos se dio con la sorpresa de que
recién lo acariciaría varios días después, ya que su bebé se encontraba
en la incubadora.
A los siete días no pudo más con la ansiedad y decidió llevarse a su
querido hijo. Al momento de recogerlo, la doctora le dice que su amado
Roland había nacido con el síndrome de Down.
“Fue un momento muy difícil para mí, más aún en la forma tan dura
como me lo dijo aquella doctora. Quizá pienso que ella no estaba
preparada y también sufrió pensando en cómo decírmelo”, recuerda.
Esta noticia no la derrumbó y con la poca información que tenía de esta
condición humana, sacó las garras de madre y siguió adelante.
A los años Victoria se separó de su esposo y ya con su segundo hijo,
Alfredo, tomó las riendas de su hogar y se convirtió en “mil oficios”.
Dictaba clases a niños, vendía libros e incluso realizaba shows
infantiles con la ayuda de sus niños: Roland (Rolly) y Alfredo.
Hacer lo que a uno le gusta
En la búsqueda de oportunidades llegó a formar parte, junto a Rolly,
de una asociación que ayudaba a niños con síndrome de Down, un lugar
donde realizaban diversas actividades de enseñanza para estos seres
humanos tan maravillosos.
Un día, Vicky y Rolly junto con el resto del grupo de la asociación
recibieron clases de chocolatería. Rolly disfrutó mucho de esta nueva y
gustosa actividad.
Rolly y su madre se especializaron en la preparación de diversos
dulces de chocolates, entre ellos las trufas y chocotejas que en un
inicio vendían a sus vecinos.
Tan deliciosos resultaron los chocolates que recibieron la
invitación para participar en una feria junto con el resto de la
asociación, en Miraflores.
Lograron buenas ventas sin embargo las cosas entre los integrantes
no resultaron bien. Es así que Vicky y Rolly decidieron apostar por la
empresa propia.
Ya en casa, Rolly, Vicky junto con la ayuda de su madre Victoria
Baella y su padre Alberto Gutiérrez empezaron a producir diversos
chocolates rellenos con pasas borrachas, maracuyá, pisco sour y otros a
los que les nombraron: las delicias de Rolly y Vicky.
“Empezamos a acudir a ferias de diversos distritos como Magdalena,
San Miguel, Miraflores en las que hemos llegado a vender hasta S/. 8
mil”, nos dice.
A los meses, decidieron formalizar la empresa para lo que
invirtieron unos S/.6 mil en la compra algunas máquinas para
manufacturar sus deliciosos chocolates.
Entre sus metas está llegar más lejos, por lo que ahora el resto es
ingresar al mundo de la exportación y abrir una tienda donde sus
chocolates deleiten el paladar de sus clientes.
Datos
500 dulces llegan a producir en una sola noche Vicky y Rolly.
2 soles es el costo de cada chocolate que venden en diversas ferias.
Fuente: LaRepublica
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